31 de mayo de 2015

RAICES CRIANZA 2009.




Un vino maderero de los que no están de moda.
¿no te pica la curiosidad por saber como es?




En esta ocasión estamos ante un vino de DO Valdepeñas. Un vino de una tierra que sufrago en su día obras de Carlos III en la capital de Madrid como la puerta de Alcala, vino cuya denominación de origen esta entre las primeras en volumen de ventas y en reconocimiento junto con la penetración de marca, una de las primeras que se reconocieron en el estatuto del viñedo de 1932….y, si seguimos investigando en “S.Google” nos damos cuenta que estamos ante una zona de rancio abolengo en esto del vino.

Fijándonos en la bodega que lo elabora, la bodega Fernando Castro de nuevo una situación similar. Una bodega fundada en 1850 y que ha ido pasando de padres a hijos de generación en generación, sin perder el buen hacer y la esencia de las tradiciones, adaptándose al mercado, como reza su página web… y, que podía montar un museo de premios al estilo de los grandes equipos de fútbol por, la cuantiosa cantidad de medallas que han recibido todos sus vinos.

Todo esto lo cuento porque cuando pruebas el vino Raices Crianza 2009 monovarietal de tempranillo, uno se espera otra cosa, algo más frutal, con su moras de fondo, su toque de cerezas, un poquito de ciruela por aquí y un poquito de frambuesa por allá. Sobre todo con sus 14,5º junto con un 87 puntos Parker en lugar bien visible y, un colorcito rojo picota bastante vivo que te pone en alerta.

Fruta tiene haciendo honor a la uva que lo compone, negarlo es faltar a la verdad. Fruta justa, pero sin ser la protagonista. Predomina la madera, el alcohol y los taninos. Un vino de los que ahora no se llevan, de los que no son modernos pero ni falta que hace. Tabacos, astrigencia, seco y difícil de sacar del cogote. Tanta madera y tanta sequedad no como defecto sino como virtud. Y es que Raices Crianza logra solucionarlo bien. Por eso lo de la historia inicial, conocimiento a tu servicio para degustar un vino maderero.

No es para todos los públicos, un vino sabio, tranquilo, desplegando aromas a tutiplén y diciendo aquí estoy. De los de sentarse a tomar tranquilamente sin prisa, para cerrar una comida o ante un voluptuoso asado que lo aplaque. Esta rico, es corpulento y para degustar que no beber que es otra cosa.




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