Imagen obtenida de pixabay (link) |
En un primer momento, me dejé llevar por una extravaganzza. No sé si aquella caribeña tan atractiva en la foto junto a sus aromas o ver como la roja perdía su salsa brava, lograron arrastrarme hacia el pecado carnal.
Una serrana, una de aquí siempre
es un valor seguro, no te la juegues. Pero aquel día quería algo deluxe. Me
estaba dejando arrastrar, a sabiendas que no debía. Siempre comes pata negra y, no debes tirar
todo por la borda. Eres un tío de hábitos pero…un día es un día.
Así que buscaba placeres helados,
un all in one… tras dos llamadas de teléfono acabé en un lugar nuevo,
desconocido para mí, me enfrentaba a que me costase más de la cuenta. Necesitaba algo diferente. Querer es
poder. Pensé…. móntate un dúo, juntos mola más.
Una voz interrumpió la
decisión. ¿Has comprado algo? Olvídate
de pedir una pizza pecado carnal o una deluxe, ni el menú de pollo “all in
one”, ni hamburguesa roja con salsa brava, ni bocatas “móntate un dúo”. Nos
vamos de pinchos por lo viejo. Cambio de
planes, hoy nada de fast food, nos vamos
al centro que dicen que hay ambientazo.
Dejé los folletos de publicidad
en el cajón de siempre y pensé que cada vez lo ponen más difícil con los
nombres de los platos de comida rápida. La próxima vez me quedo en el sillón
con un cervecita bien fría y que pidan otros. Palabrita.
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