2 de marzo de 2013

CRÓNICA #wineandshoots CATA VERTICAL CON BODEGA DEL JARDÍN

Estamos en el ecuador de las jornadas #wineandshoots. El pasado viernes 22 de Febrero celebramos el cuarto de los eventos.

Y tras la multitud de felicitaciones, gracias y caras de satisfacción por parte de muchísima gente, uno siente que todo el trabajo realizado, los esfuerzos, horas de sueño perdidas, reuniones, llamadas de teléfono, correos electrónicos, ajustes de última hora y un largo etcétera de gestiones y trabajos realizados han merecido la pena. Que trabajar duro para que #wineandshoots cree y difunda cultura gastronómica es algo importante.

Una cata vertical es lo que quería que se realizase y así se lo propuse hace como un año a Ricardo Guelbenzu que accedió gustosamente. No fue así, fue una cata histórica. Toda la historia de bodega del jardín y de la familia Guelbenzu encima de la mesa. Una camino propio en el mundo del vino, un camino de oficio y excelencia con una manera única de entender el vino. No todos pueden permitirse colocar encima de una mesa lo que el viernes pudimos catar.

Si le añadimos un cocinero como Enrique Martínez Burón rozando la excelencia en el trabajo realizado en el menú, podréis suponer que la noche fue excepcional.





Comenzamos por abrir el vino. Muchos de los corchos se resistieron pero maña y paciencia fueron aliadas durante toda una hora.



Es muy instructivo ver como el corcho evoluciona a lo largo de los años. Desde corchos impolutos, hasta esponjas empapadas en vino que desprendían aromas muy complejos.




Unos aros preparados para la ocasión (tras unas cuantas horas de bricolaje casero tijera en mano) se colocaron en cada copa para facilitar la cata de las diferentes añadas. Con un buen resultado.



No se dejo ningún cabo suelto y servimos con mucho mimo cada una de las copas para evitar sorpresas desagradables.




Todo listo para comenzar. Fue un instante verdaderamente emotivo, todo un despliegue de oficio y notabilidad. Muy sorprendentes los tonos del vino en muchas de las copas.




Unos minutos para presentar a Ricardo Guelbenzu, la jornada y lo que se pretendía. Brevedad que, era absolutamente imprescindible, tanto vinos como bodeguero hablan por si solos.



Ricardo nos presento que han sido, que son y que pretenden ser. Incluso nos desvelo su secreto para lograr un buen vino. Ser buen rezador. La madre naturaleza es la que pone las condiciones, piedra angular por donde pasa el que regalo nos da la viña. Estoy de acuerdo, pero...sin un buen bagaje, un buen conocimiento, una cultura de excelencia y pasión por lo que se hace, no se obtienen buenos caldos. Quedo demostrado de sobra con lo que nos esperaba en la copas.





Comenzamos con la cata. Dos lineas de vino diferenciadas. Por una parte Guelbenzu en representación de vinos más cercanos a lo que podíamos clasificar de crianza. Por otra EVO, vino que en su tiempo era increíble y que seguía así a pesar del paso de los años, con un inmejorable estado de forma. Toda la cata guiada y comentada por muchos de los que acudimos. Si deseáis un análisis más técnico os recomiendo la reseña publicada en http://www.winedefender.org/?p=1916&lang=es .


Me vais a permitir la licencia de ser emotivo y comentar que fue un momento indescriptible poder ver como algo que en un primer planteamiento era para un grupo muy reducido y privilegiado, pudiese ser disfrutado por tantos. Cultura gastronómica, la puerta del vino abierta de par en par en un momento que describe ajustadamente lo que debe ser un evento gastronómico desde mi humilde parecer. Cuestionar, formar y revolver la mentalidad del comensal para conseguir que elabore un criterio en toda la amplitud del término gastronomía.





Momento de la cena en la que con todos los vinos en las copas, tuvimos un menú en el que Enrique Martínez estuvo especialmente brillante. Viera escabechada, alcachofas y hortalizas en ensalada, con salsa de yogur. Delicadeza sobre el plato.





Borraja al dente, morros de ibéricos, crema de cardamomo y calabaza.




El caldero estilo corellano. Pura explosión de sabor.


Caracoles en fritada de verdura. La fritada muy sabrosa.


El postre. Crémee brulee. Muy sutil.



Y tras la cena. Vuelta a los vinos de nuevo para poder disfrutar nuevos matices. Además, presentación en sociedad de 1pulso y 2 pulso que hasta ese día no estaban en el mercado. Diversidad de opiniones sobre la mesa, con una conclusión clara, el vino se clasifica en vino bueno y vino malo. Los que catamos fueron muy buenos o excelentes y, depende del gusto personal de cada uno, nos decantamos más por un tipo de vino u otro. Pero ante un caldo excelente nadie duda que lo es y lo goza independientemente de sus gustos. Dos fueron los claros vencedores de la noche por lo excepcionales que estaban, Guelbenzu 1998 y Evo 2000,  junto  (con el permiso de la mesa) 2pulso 1999 que disfrute como copa larga de la noche.



Un día inolvidable, una velada perfecta y un punto de inflexión por lo que personalmente ha significado para mi. Muchas gracias a todos. Espero que el sentimiento sea mutuo. Como no, acabamos con la foto de grupo y tras el enlace tenéis las fotos de los participantes. Son muy significativas. Hasta la próxima ¡esto acaba de empezar!























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