14 de junio de 2013

RESTAURANTE ÁBACO (CENTRO DE ARTE CONTEMPORANEO DE HUARTE-PAMPLONA)

Ayer jueves noche me acerque al restaurante Ábaco en Huarte-Pamplona, que constituye la oferta de restauración del Centro de Arte contemporanéo. Un edifico arquitectónicamente llamativo en donde el restaurante de diseño minimimalista se integra perfectamente.

Restaurante que tenía tiempo en la lista de visitas pendientes. Y más tras ganar la semana del pincho de Navarra 2013 con airbag, un huevo realizado con pan, recubierto de migas de pastor y con una emulsión de patata, más yema de huevo. Una actualización del almuerzo típico.

Tomamos el menú del día, con seis primeros, seis segundos y seis postres a elegir, con vino agua y pan incluidos en el precio que ya refleja el IVA. Cuando al pagar descubres que la cuenta se engorda por los impuestos que no venían incluidos, queda un regusto que amarga la experiencia que hayas disfrutado.

Es de agradecer que la carta este marcada con los platos que no son aptos para celíacos y cuales sí, junto con la modificación que van a realizar en cocina para adaptarlo. Cada vez más restaurantes lo indican en sus cartas, costumbre no muy habitual por la cuenca de Pamplona, pero que esta empezando a extenderse poco a poco. Otro restaurante a añadir a la lista de los #singluten.

Una caña antes de comenzar perfectamente tirada (difícil empresa en Pamplona) y un servicio amable nos pusieron en predisposición.


El aperivito,  una vichyssoise con aceite de oliva aromatizado. Muy suave, templada y sin una abrumadora presencia del aove.




Comenzamos con flor de huevo, patata, chipirón y su caldo. El caldo servido en sala. Una presentación colorista con un aire de chipirón por encima de un huevo a baja temperatura, y unas patatas chips. Se recomienda romper el huevo y revolverlo todo en el plato. Muy sabroso y agradable.



Ensalada de langostinos con teja de gambas. Jugando con el crujiente. Rica.


Cordero crujiente, patata confit y tomate concasse. Acompañado con un alioli muy suave y ligeramente aireado. El cordero desmigado y montado con su piel crujiente, una patata bien realizada y un tomate meramente testimonial, más cantidad se agradecería dada la generosa ración de cordero para aligerar el plato. Producto de muy buena calidad tratado con esmero.



Manitas de cerdo crujientes. Deshuesadas, guisadas y acompañadas de unos triangulos riquismos de pan tostado empapado en los jugos del cochino con morcilla. Jugo en el fondo. Platazo.

Los postres. Tiramisú. Una esponja de cacao de fondo, el mascarpone aireado, gominolas de licor y una piel de cacao amargo. Grosellas para decorar y un poquito de salsa de toffe. Muy sútil. La piel de cacao repartida por el tiramisú le haría ganar muchos enteros.


Torrija. Un brioche de muy buena calidad, bien ejecutada.

Nos decantamos por una botella de tinto crianza septo de bodegas reverte.



Los dos menús, dos cañas y dos cafés 50,71€


Excelente relación calidad/precio, buen ambiente, servicio de sala atento y amable, y una cocina cuajada de detalles, con platos actualizados sin caer en efectismos, con la premisa de que estén ricos. Mucho trabajo, y muy bien hecho. Lugar imprescinble en la agenda del teléfono y para visitar cualquier día.

Me he quedado con muchas ganas de poder volver a probar el menú degustación de la casa, que se intuye entre líneas del menú que degustamos como toda una experiencia. Y en donde, esa cocina personal de Jesús Iñigo se expresará con un respeto total al producto y con la premisa de que este rico y sabroso. Un restaurante que no es solo un cocinero, sino todo un equipo.

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