Los predestinados para la gastronomía, por lo general tienen estatura mediana, cara redonda o cuadrada, ojos brillantes, frente pequeña, nariz corta, labios carnudos y barba redonda.
Las mujeres son regordetas, más bien bonitas que hermosas y con alguna predisposición para adquirir obesidad.
A la inversa, los que carecen de aptitud para los placeres del gusto, tienen cara, nariz y ojos largos, y aunque de estaturas diversas, siempre parecen prolongados sus cuerpos. Tienen el pelo negro y aplastado, y siempre son flacos y enjutos. A éstos debemos la invención de los pantalones.
Fisiología del gusto
Brillat-Savarín.
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