24 de noviembre de 2013

PICNIC de SITGES


Me permitan ustedes esta entrada anacrónica, en pleno tiempo otoñal. Se trata del restaurante Picnic de Sitges,  un lugar que he visitado en multitud de ocasiones y del que tenía que haber realizado el post en su momento. Más vale tarde que nunca. Lugar abierto durante todo el año por lo que, el anacronismo no es tan exagerado como puede parecer.


Situado en el paseo de la rivera, en el cruce con la avda de Sofia. Un lugar que en una primera impresión "da sensación" de lugar de tapeo. Para nada, en su interior despliega una cocina y un servicio que no se ajusta a esa imagen inicial. Si bien, también tiene una zona más informal, junto con otra de copas. La sala dispone de un gran ventanal con vistas directas al mar.




Atadillos de langostinos crujientes. Recubiertos de pasta kataifi, con una salsa romescu de fondo. El langostino en su punto, ni muy crudo ni poco hecho, una buena opción para un pica, pica inicial.


Mini vieras rellenas. Muy, muy sabrosas. Otro imprescindible para picoteo. Jugosas y  sin un exagerado protagonismo de la besamel. Se agradece que no se use pan rallado para lograr una capa crujiente y en contra se aromatice con un toque de especia fresca.



Alcachofas en tempura, con el mismo fondo de salsa romescu. El entrante más flojo, estábamos fuera de temporada, eran en conserva, por lo que al pasarlas por la fritura, la humedad propia de la conserva, hacia que se desmereciese el plato.



Ensalada de sardinas con tartar de tomate, y crujiente de pan con aceitunas negras. Buen juego con las texturas, punto de sabor de tapenade en la tostada, juego ácido-picante con el alioli y contrapunto con la tierra de olivas negras. Plato excelente.




Cochinillo con canelón crujiente de manzana al tandoori y salsa balsámica. Aprovechando la gelatina del cochinillo se monta un cubo con una lamina de manzana crujiente, unas patatas confitadas en la grasa del cochino y  un golpe final de plancha, napado con los jugos del asado. Sabroso, meloso y con sabor.




Anchoas con coulis de tomate natural. Anchoas en salazón, con aceite de oliva virgen extra, picatostes, ¿cilantro? picado y toques de reducción de balsámico. Un plato que le falta recorrido pero apunta maneras.


Fruta de la pasión, te Earl Grey, fresas, menta y tomillo limón. Postre con la colaboración de David Yarnoz del molino de Urdaniz. Muy buena combinación de ácidos, punto dulce en la cobertura con un toque de frescor aportado por unas hojas de hierbabuena y tomillo limón, muy al estilo de David, con ese sutil toque a la hora de trabajar con aromáticas. Muy refrescante.



Tiramisú a nuestra manera, una mousse de mascarpone, una gominola de licor y una esponja de bizcocho de cacao, todo espolvoreado por cacao y azúcar. Uno de los tiramisus mejor reinterpretados que he comido, con respeto a la receta original. Imprescindible.


Si a todo esto le añadimos, una extensa carta de arroces realizados al momento, pescados a la sal y una correcta carta de carnes, estamos en un restaurante que, tiene una gran oferta de cocina tradicional junto con platos en donde la imaginación del cocinero se plasma bien. No he tenido ocasión de charlar con cocina, me hubiera gustado, apunta maneras. Visita obligada, en la que pedir los arroces y cocina tradicional es una buena opción que, se mejora en los plato apostillados "a nuestra manera", donde se despliega una creatividad que hace de la carta del Picnic una oferta muy atractiva. Con un plus añadido, disponen de oferta específica para celiacos y adaptan los platos de la carta para evitar la presencia de gluten.



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